Escrito por Almendra Valeria Quispe Robladillo Edición a cargo de Ruth Tatiana Condori Moises y Jannely Stefania Chamba Veliz En los últimos años, diversas formas de criminalidad organizada, como la trata de personas, la extorsión, el narcotráfico y el sicariato, han aumentado en complejidad; y se han propagado por todo el territorio nacional (Loureiro et al., 2022). En este sentido, Perú se posiciona en el puesto 26 a nivel global en cuanto a criminalidad, mientras que en términos de capacidad de resiliencia frente al crimen [1] ocupa el puesto 106, según el Índice Global de Crimen Organizado (Global Organized Crime Index). Entre las diversas formas de delincuencia, la extorsión ha emergido como una de las más prominentes, captando la atención de la sociedad peruana (Loureiro et al., 2022). Estudios académicos han señalado que este delito ha tenido una mayor incidencia en la costa norte del país, que en el primer trimestre de 2023 representó el 23.2% del total de denuncias, y en 20