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Joan Robinson: aportes y el Nobel que nunca recibió


El Premio Nobel es uno de los mejores reconocimientos que se les otorga a las personas por los aportes positivos a la sociedad los cuales son logrados luego de un periodo de investigación en busca de soluciones, teorías y modelos que puedan explicar y resolver las diferentes problemáticas sociales. Este premio es otorgado en diferentes áreas como la Física, Química, Medicina, Literatura, Paz y Ciencias Económicas en homenaje a Alfred Nobel; no obstante, el premio hacia esta última rama no fue creado por Alfred, sino por el Banco de Suecia al que nominaron Premio de Honor de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel, el cual se entregó por primera vez en 1969 a Ragnar Frisch y Jan Tinbergen (Álvarez, 2004). De este modo, este premio se ha ido otorgando cada año a una o hasta tres personas durante estos 69 años, por lo que, hasta el momento, se ha otorgado a 82 personas de aproximadamente 17 nacionalidades.

Sin embargo, la distribución de este premio a estas 82 personas es algo preocupante porque solo 2 de estas son mujeres. La primera fue Elinor Ostrom quien fue premiada, junto a Oliver Williamson, en 2009 por su aporte en el análisis y presentación de teorías sobre el rol de las empresas en la solución de conflictos y como estructura de gobierno alternativo. Diez años después, Esther Duflo fue la segunda mujer en recibir este premio, quien, al lado de Abhijit Benerjee y Michael Kremer, presentó un “enfoque experimental para aliviar la pobreza global” (BBC News Mundo, 2019). En este sentido, este artículo busca reflexionar sobre la participación y reconocimiento de las mujeres dentro de las Ciencias Económicas ya que es evidente que no se trata de que no hayan existido ni existen mujeres que aportaron y aportan en esta rama tan importante de las Ciencias Sociales, sino que estas han sido invisibilizadas desde los inicios de la vida académica. Asimismo, presentaré a una de las economistas que tuvo importantes aportes en su rama a modo de ejemplo como una de las mujeres que no recibió el Premio Nobel de Economía pese a que se lo merecía, se trata de Joan Robinson.

Joan Violet Maurice nació el 31 de octubre de 1903 en Camberley, Londres. Fue hija de Sir Frederick Barton Maurice y Lady Margarite, y bisnieta de Frederick Denison Maurice, quien era parte del socialismo cristiano y se preocupó por el pauperismo, por quien posiblemente Joan se interesó por temas sociales y se arriesgó a compartir ideas controversiales respecto a teorías económicas ya establecidas y aceptadas. La conocida “señora Robinson” terminó sus estudios de economía en el Girton College en Cambridge y, en 1926, se mudó a la India, país donde “adquirió una primera visión real del subdesarrollo económico y de la pobreza, problemas sobre los que trabajaría toda su vida desde la economía” (Pérez citado en Páez, 2014, p. 92). Tres años después, regresó a Cambridge e inició su periodo de docente tutora e investigadora; así, en 1931, formó parte del grupo “Cambridge Circus” fundado por el economista John Mynard Keynes, quien reunió otros importantes economistas como Sraffa, Kahn y James Meade, y expresó su admiración por la única mujer del grupo a quien llamaron “la madre de la teoría postkeynesiana” (BBC News Mundo, 2020). Desde ese momento, Joan se dedicó a realizar diferentes publicaciones como “Economics is a serious subject”, “Imperfect competition and falling supply Price”, “A Parable on Savings and Investment”, “The Theory of Money and Analysis of output”, ¿“What is perfect competition?”, “Euler’s Theorem and the Problem of Distribution” y “Economía de la Competencia Imperfecta”, la que fue su obra de mayor éxito (Páez, 2014, p. 93). Todas estas obras fueron publicadas hasta antes de 1935, las cuales fueron el inicio de sus más grandes aportes en la economía puesto que, los posteriores años, continúo con sus investigaciones y propuestas que abordaron diferentes campos de la economía como la teoría del desarrollo, teoría keynesiana, teoría de los mercados, teoría del crecimiento, monopsonio y otros.

Dos de sus obras más importantes fueron “Imperfect competition and falling supply Price” (1932) y “Economía de competencia Perfecta” (1933), donde pudo expresar sus ideas sobre la teoría de los mercados y desarrolla la idea de que la teoría del valor debe tratarse en términos de análisis de monopolio. De este modo, expone a la empresa como un monopolio desde un enfoque marshalliano más amplio que se utilizaría en competencia y monopolio, además planteó un “método de análisis basado en la igualdad de Coste Marginal e Ingreso marginal que logra dar acceso a extender de una forma cómoda la teoría de la oferta y la demanda a casos reales, así como facilitar el análisis haciéndolo asequible matemática y geométricamente”. Asimismo, en la segunda edición de “Economía de competencia Perfecta” (1973), resaltó las imperfecciones de la competencia “a causa de las condiciones monopolísticas en el mercado del producto (lo que llamó explotación monopolística) e imperfecciones de mercado en la contratación del trabajo (explotación monopsonística)”, por lo que concluye con la idea de la explotación del trabajo como consecuencia de las imperfecciones del mercado; no obstante, también afirma que la perfección completa de la competencia es difícil de alcanzar.(Páez 2014, pp. 98-100). En este contexto, es importante mencionar la versión de La Bella y la Bestia que Robinson escribió en su época universitaria mediante el cual logró explicar  "la importancia de la utilidad marginal en la toma de decisiones de un mercado imperfecto donde existen monopolios y escasez" (América Ecomomía, 2016). 

En 1942, luego de leer a Keynes y Marx desde una mirada crítica, publica “Essay on Marxian Economics” con el fin de asentar la idea de que “las teorías de Marx y Keynes descansan en lo mismo” (Figueras 2004, p. 10), la cual recalcó luego de identificar una teoría de la distribución muy parecida a la marxista dentro de los modelos de competencia imperfecta. Por esta razón, Robinson se propone trabajar en la búsqueda de una “teoría apropiada para el análisis de un problema económico dinámico”. Asimismo, dentro de “La Acumulación del Capital” trató de darle una perspectiva de largo plazo al análisis keynesiano. (Páez 2014, p. 94). De esta manera, contribuyó efectivamente en la teoría del capital y del crecimiento económico. Ya en 1953, en “The production function and the theory of capital”, obra con la cual empieza el debate sobre el capital dentro la teoría neoclásica, “cuestiona el tratamiento neoclásico de la variable capital en la función agregada” e introduce la idea de que el capital no es el mismo determinante que el trabajo y la tierra ya que estos tienen cierta homogeneidad. Este debate fue parte de la conocida “Controversia de Cambridge”, la cual concluyó en 1966 con el concepto de que “existe un error lógico en la posición neoclásica de agregar bienes de capital heterogéneos en una entidad independiente de la distribución y los precios” (Figueras 2004, pp. 13,14), idea con la cual Robinson discrepó un poco porque reconoció que la postura de Keynes es una “doctrina keynesiana bastarda”, usando el término bastardo como ilegítimo porque la “Síntesis Neoclásica” no toma en cuenta el papel de la incertidumbre dentro de la postergación de gastos y la incertidumbre en sí. Por esta razón, Robinson termina argumentando que “el capital produce un retorno económico no porque sea productivo sino porque es escaso […] la cual es base para una teoría de la distribución keynesiana, que queda implícita detrás de la Controversia de Cambridge” (Figueras 2004, p. 14). No obstante, una de las ideas más resaltantes de Robinson la aludió en el antes mencionado “Essay on Marxian Economics” debido a que en este afirma que el equilibrio, por más que dependa de compras y ventas, este proceso no sería inmediato; asimismo, resaltó la función de la demanda efectiva dentro de las crisis.

Años después, en 1967, cuestiona los argumentos de la teoría económica por no tratar temas como “las crisis, el desempleo, el desarrollo y la inflación, problemas típicos de economías en desequilibrio como las subdesarrolladas”. Asimismo, ocho años después, dentro de “Teoría económica y Economía política”, critica la teoría del equilibrio porque esta servía para “para explicar la realidad del subdesarrollo y sus desequilibrios estructurales” lo cual era inadmisible ya que no tenía un sustento verídico y “limitaba, por lo tanto, la formulación de políticas adecuadas para acercarse a su solución” (Páez 2014, p. 98). En otras palabras, afirmó que esta teoría no permitía, oportunamente, resolver las problemáticas que involucran el subdesarrollo de algunos países.

Por otro lado, respecto a su teoría del crecimiento económico, consideró a las empresas como el “espíritu anímico esencial” ya que estos serían los principales agentes generadores de capital e impulsadores del crecimiento y desarrollo económico. De este modo, Robinson busca explicar la posición de los diferentes países mediante la comparación de la edad de los metales gracias a los cuales se puede reconocer sus debilidades y fortalezas macroeconómicas. De la misma forma, planteó el principio de aceleración, con el cual afirma que el incremento del ingreso genera más inversión siempre y cuando esté acompañado de “un incremento correspondiente en los recursos naturales aprovechados, un mejoramiento en la técnica y un incremento de la población ocupada”, todo en conjunto fue denominado “el modelo de progreso firme” (Páez 2014, p. 102). De esta manera, Robinson aseguraba que el crecimiento a largo plazo dependía del ahorro-inversión porque era un proceso de acumulación de capital físico; además, este crecimiento se podría lograr mediante la mejora de educación, desarrollo de la tecnología y aumento de investigaciones. En esta línea, ella “considera gracias a la política de inversión podrá generar empleo” (Ramos, pp 39,40); es decir, la base del crecimiento económico está en la invasión y el ahorro dado que esto genera mayor empleabilidad, pero a la vez esto debería ir acompañado de otros factores.

Otra de las problemáticas que Joan Robinson abordó fue sobre la enseñanza de la economía puesto que consideraba que existían ciertos limitantes respecto a la enseñanza en sí y el modelo neoclásico (tema que se abordó en párrafos anteriores) que se les aleccionaba para la solución y entendimiento de los problemas económicos de esos tiempos, los cuales debería de cambiar dado que existían y existen diversas soluciones para diferentes países; es decir, se debería implantar el pluralismo de la enseñanza de las teorías y no pretender la universalización de esta ya que las problemáticas y situaciones de cada región o país son muy diferentes a otros. En este contexto, el hecho que los modelos matemáticos se basen en “dos premisas: la existencia de un agente económico arquetípico y la racionalidad de sus actuaciones”, no permite observar que “la dinámica económica también se basa en la inestabilidad, la irracionalidad y el azar, elementos que no suelen ser tenidos en cuenta en estos modelos matemáticos que se proponen desde la disciplina” (Páez 2014, p. 96). Por ello Robinson propone un cambio en este modo de enseñanza y plantea modelos que vayan más allá de lo ya establecidos e invita a que los estudiantes y profesores de economía estén siempre abiertos a las críticas, nuevas perspectivas y discusiones de los temas de la rama y sus posibles soluciones. 

Sin duda, Joan Robinson es una de las economistas más inspiradoras y quien mayores aportes nos ha dejado en la rama de la economía; sin embargo, parece que no fueron suficientes para ser valoradas y reconocidas con al menos un Premio Nobel. Crítica que fue conocida por una de sus amigas, Ruth Cohen, quien expresó su sentir el día de la ceremonia conmemorativa a Joan Robinson al mencionar que era indignante que, pese a su trabajo, lucha y reputación como economista destacada, no se le haya otorgado dicho premio (Feiwel citado en Páez 2014, p. 93). No obstante, Robinson fue la primera mujer en obtener un Fellowship en el King's College en 1979, cuatro años antes de fallecer. En efecto, esta mujer fue una economista impresionante que hasta el día de hoy tiene reconocimiento por economistas como Schumpeter y Bronfenbrenner, además fue maestra de Amartya Sen y Joseph Stiglitz, quienes fueron premios Nobel en 1998 y 2001 respectivamente (BBC News Mundo, 2020). En este sentido, es evidente que el premio no llegó nunca a manos de Joan por la estructura patriarcal en la que ella se encontraba y en la que nosotras aún nos encontramos, sistema en el cual las mujeres no sobresalian por el mismo hecho de ser mujeres y eran simplemente invisibilizadas por más que sus aportes hayan sido transversales. En este caso, Joan Robinson, gracias a su carácter crítico e irascible, logró cambiar e implantar varias ideas que hasta el día de hoy nos sirven y nos deberían servir como inspiración para continuar contribuyendo en las Ciencias Económicas para así vislumbrar nuestro papel dentro de esta. Hoy en día ya se tiene un pequeño avance: cuatro décadas después del primer premio Nobel una mujer fue reconocida y nuestra meta es nunca más ser minimizadas y desvalorizadas por nuestros aportes tan importantes dentro de la economía. 

BIBLIOGRAFÍA:

Álvarez, R. (2004) Premios Nobel de Economía. Semestre Económico, 7(13), pp. 197-202

América Economía. (17 de octubre de 2016). La Bella y la Bestia, según la economista Joan Robinson.  https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/la-bella-y-la-bestia-segun-la-economista-joan-robinson

BBC News Mundo. (14 de octubre de 2019). Nobel de Economía: Abhijit Benerje, Esther Duflo y Michael Kremer logran el galardón por “su enfoque para aliviar la pobreza global. https://www.bbc.com/mundo/noticias-50040319

BBC News Mundo. (8 de marzo de 2020). Día de la Mujer: 3 mujeres que transformaron la economía y han influido en tu vida (y en las millones de personas en todo el mundo). https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51772054

Figueras, A. (2004) El centenario de Joan Robinson (1903-1983). Actualidad Económica, XIII (55), 9-16.

Páez, J. (2014) Los aportes a la teoría económica y la vigencia de la señora Joan Robinson. En Estudios Organizacionales y Desarrollo Regional, (pp. 91-114). Bolivia: ECORFAN-Bolivia.

Ramos, A. (2010) La mujer en la economía: El papel de la mujer un ejemplo a resaltar Joan Robinson. Eco-Piloto 01(12), 37-40. 





 

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