A pesar de los grandes avances en materia de equidad de género, la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) golpeó a América Latina en un contexto de bajo crecimiento económico y aumentó la pobreza y las desigualdades. Se prevé que los efectos económicos y sociales de la pandemia repercutirán de forma significativa en la autonomía de las mujeres. (CEPAL, 2021).
Como resultado, la crisis del COVID-19 profundiza los nudos de la desigualdad de género y atenta contra la autonomía de las mujeres. Un ejemplo son las mujeres concentradas en sectores de la economía del cuidado, tal como, el sector salud, en el cual las trabajadoras son propensas a la presión de los sistemas sanitarios, exponiéndose al virus y a la sobrecarga laboral. Así mismo, el trabajo doméstico no remunerado, el cual representa al principal sector con alta participación de mujeres y alto riesgo de pérdida de empleo, a causa de la imposibilidad de realizar trabajo a distancia. Por todo esto, es necesario hacer esfuerzos para evitar que las múltiples crisis que se han desencadenado en el plano económico y social profundicen los nudos estructurales de la desigualdad de género en el corto, mediano y largo plazo.
Efectos de la pandemia en el empleo e ingreso de las mujeres
Además de los efectos a nivel agregado en el corto y largo plazo, se esperan efectos diferenciados en los distintos sectores económicos, cuya magnitud dependerá tanto de factores externos como de las características internas de las economías de cada país (CEPAL, 2021). En relación con los indicadores generales del mercado laboral, el Instituto Nacional de Estadística (INEI, 2020) revela, en primer lugar, que, la tasa de participación laboral en los hombres es del 66.2%, frente al 43.2% de mujeres. En segunda instancia, la tasa de desocupación en los hombres es de 17.6% y en las mujeres es de 24.6% en el periodo Abril a Junio del 2020. Así se demuestra que, las principales consecuencias de la crisis generada por el Covid-19, han aumentado en mayor medida el desempleo o desocupación en las mujeres.
Paralelamente, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2021), la fuerte contracción económica está afectando negativamente la ocupación de las trabajadoras y aumentando la precarización de las condiciones laborales. En el caso de las mujeres, esto representa un retroceso de más de diez años en su participación en el mercado laboral.
Es preciso tener presente que, según evaluaciones de impacto realizadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2017), existen algunos sectores económicos que presentan mayor riesgo en términos del volumen de la producción y del empleo como consecuencia de las medidas adoptadas para frenar los contagios. De acuerdo con estas evaluaciones, se prevé un impacto negativo en la actividad económica y el empleo en sectores altamente feminizados, como el comercio, las industrias manufactureras, el turismo y el servicio doméstico. Algunos de los sectores que se encuentran en mayor riesgo no solo emplean a la mayoría de las mujeres ocupadas en la región, sino que además se caracterizan por altas tasas de informalidad, bajas remuneraciones y bajos niveles de calificación.
La pandemia de COVID-19 acelera el uso de plataformas digitales
La llegada del COVID-19 y las medidas adoptadas para mitigar su propagación han acelerado la transformación digital de las sociedades y el vínculo con la economía digital. Por este motivo, las empresas de diferentes sectores se vieron obligadas a acelerar el proceso de inmersión en la era digital. En este sentido, la aceleración de la digitalización trae oportunidades, pero también grandes desafíos para la autonomía económica de las mujeres y, sobre todo, para alcanzar la igualdad de género en concordancia con el Objetivo 5 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (CEPAL, 2021).
En base a estas observaciones, se evidencia que las mujeres de menores ingresos enfrentan un doble obstáculo: la falta de autonomía económica y la brecha de acceso a Internet para el teletrabajo. Por lo tanto, es imprescindible lograr que las nuevas posibilidades de la economía digital vayan acompañadas de la transformación de los roles de género en el campo laboral para la efectiva autonomía económica de las mujeres.
Pacto fiscal para la recuperación con igualdad de género
Por otra parte, las políticas fiscales deberían contribuir de forma simultánea a los objetivos de la reactivación económica y el cierre de brechas, asentándose en los principios de suficiencia, progresividad e igualdad. Para esto se requiere un nuevo pacto fiscal, que promueva la igualdad de género como elemento central para una recuperación sostenible.
Es urgente que las medidas para la reactivación incorporen la perspectiva de género y aborden diversas dimensiones de la política fiscal para lograr la igualdad de género, conviene contemplar estrategias de reconversión laboral para las mujeres, principalmente con miras a puestos de trabajo de la economía digital y ocupaciones que respondan a las demandas de la nueva realidad.
Debemos destacar que la autonomía económica de las mujeres es muy importante para combatir la pobreza, incrementar el bienestar social y posibilitar el desarrollo. Por ende, es importante diseñar políticas de cierre de brechas digitales y medidas para sostener la liquidez y así proteger el empleo. Análogamente, es necesario invertir en el empoderamiento económico de las mujeres, dado que, contribuye directamente al crecimiento económico inclusivo.
Bibliografía
CEPAL (2021) La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad.
MIMP (s.f.) Promoción del empoderamiento y autonomía económica de las mujeres en las políticas, programas y proyectos de los gobiernos regionales y locales. https://www.mimp.gob.pe/webs/mimp/pasantia-empoderamiento/exposicion_magistral.html.
ONU (2020) Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe.
https://oig.cepal.org/es/autonomias/autonomia-economica
ONU MUJERES (2021) Empoderamiento económico.
https://lac.unwomen.org/es/que-hacemos/empoderamiento-economico.
OIT (2017) La Agenda 2030 y la autonomía económica de las mujeres.
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