Escrito por Katherine Poma
Este 22 de abril celebramos y conmemoramos el Día de las Niñas en las Tecnologías de Información y Comunicaciones, asignado por la International Telecommunication Union (ITU) como fecha principal cada cuarto jueves del mes de abril. Mediante este día, la ITU insta a sus países miembros a crear un ambiente global de empoderamiento y apoyo para que las niñas y jóvenes tengan mayor interés en carreras ligadas a la Tecnología de la Información y Comunicaciones que se encuentran en constante expansión. Podemos incluir las carreras TIC o “trabajos del futuro” dentro del gran grupo de las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).
¿Cuál es la importancia de prestar atención a la reducción de brechas de género?
La Educación de Calidad y la Igualdad de Género forman parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2015. En este marco, las Naciones Unidas busca que estos dos grandes problemas sean abordados con suma importancia, ya que, de acuerdo a los derechos humanos, todas las personas son iguales y deben de tener igualdad de oportunidades. Esto implica contar con libertad de estudiar y trabajar en el campo que deseen, incluyendo los campos STEM.
¿Cuál es el contexto actual de las brechas de género? ¿Qué pasa con las carreras STEM?
El miércoles 31 de marzo de este año, se publicó el Global Gender Gap 2021 (Foro Económico Mundial, 2021, pp. 8-61), un índice anual que analiza la evolución de las brechas de género desde el 2006, en base a cuatro dimensiones: Participación y Oportunidades Económicas, Nivel educativo, Salud y Supervivencia y Empoderamiento Político. Para la edición de este año se analizó a 156 países. Los resultados obtenidos muestran que a nivel mundial, la brecha de género es de 68% y que nos tomaría 135,6 años en cerrarla. Por décima segunda vez, el país que alcanza la mayor tasa de igualdad de género es Islandia con un cierre de brechas del 89,2%.
Una acotación importante que hace el informe es que debido a la pandemia de la Covid-19, a nivel mundial el 5% de las mujeres empleadas perdieron su trabajo frente al 3,9% de los varones empleados. Así mismo, la pandemia de la covid-19 ha acelerado la automatización y la digitalización en las empresas, por ende, el estudio muestra que las brechas de género se manifiestan con más probabilidad en los sectores que requieren habilidades técnicas disruptivas. Por ejemplo, en Cloud Computing, las mujeres representan el 14% de la fuerza laboral; en Ingeniería, el 20% y en Datos e IA, 32%.
Según The Gender Gap in Science (UNESCO, 2019, p.2), el 45.1% de investigadores son mujeres en América Latina y el Caribe. En esta región, Perú posee el porcentaje más bajo (29.9%) y Venezuela el más alto (61.4%). Además, el porcentaje mundial de investigadoras es de 29,3% de acuerdo a la data del 2014 - 2016. Por otro lado, según la UNESCO (2017, págs. 20, 39-57), dentro de la población de mujeres en educación superior a nivel mundial, solo el 30% elige estudiar una carrera STEM donde las preferencias más bajas se dan en carreras ligadas a las Tecnologías de la Información (3%), Ciencias Naturales, Matemáticas y Estadísticas (5%) e Ingeniería, Manufactura y Construcción (8%); en contraste con carreras relacionadas a la Salud y Bienestar (15%). En la siguiente imagen, podemos observar en detalle esta distribución.
Si ganan ellas, ganamos todos: ¿Cuál es el impacto económico de cerrar brechas de género en las carreras STEM?
El impacto económico de la reducción de estas brechas se traduce en que la productividad de algunas economías podría aumentar hasta en 25% si se eliminan las barreras que impiden que las mujeres se desempeñen en ciertos sectores (Banco Mundial, 2018, pp.14-15). Las economías crecen más rápido cuando las mujeres toman mayor importancia en el mercado laboral.
En el caso europeo, el cierre de las brechas en carreras STEM incrementaría el PBI per cápita de la Unión Europea en un 0.7% - 0.9% para el 2030, y para el 2050, entre 2.2%- 3%. En términos económicos, incrementar la participación de la mujer en materias STEM tiene un impacto positivo en el PBI de la UE de 610 - 820 billones en el 2050. Además, se crearía entre 6.3 millones a 10.5 millones puestos de trabajo donde se estima que el 70% de ellos serán tomados por mujeres (Morais Maceira,H., 2017, pp. 29-37).
¿Qué pasa en Perú?
Según Protagonistas del Futuro: Emprendedoras STEM en Latinoamérica (WISE, 2019, pp. 70-72), solo el 28% de egresados vinculados a carreras STEM son mujeres. Además, solo 31,9% del total de investigadores registrados son mujeres. En nuestro país, las carreras STEM son importantes porque están ligadas a sectores que contribuyen en mayor porcentaje al PBI donde 7 de cada 18 estudiantes de pregrado en carreras STEM son mujeres.
Conclusión
La incorporación de las mujeres en la fuerza laboral aporta muchísimo al crecimiento económico de un país, por ello, es de suma relevancia que las brechas de género existentes busquen cerrarse. Por otro lado, las carreras ligadas a las Tecnologías de la Información son las que presentan la más baja participación femenina dentro de las carreras STEM. El Día de las Niñas en las Tecnologías de Información y Comunicaciones, nos recuerda ambas brechas existentes e impulsa a que más niñas y jóvenes se sientan libres de estudiar y trabajar en dichas áreas. Y desde una visión más amplia, en cualquier área STEM que ellas prefieran por ser un rasgo base y esencial de la igualdad de oportunidades.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
World Economic Forum (2021). Global Gender Gap Report 2021 Insight report.
UNESCO Institute for Statistics (Junio del 2019). The gender gap in Science. Women in science, Fact Sheet No. 55 FS/2019/SCI/55
UNESCO (2017). Cracking the code: girls’ and women’s education in science, technology, engineering and mathematics (STEM).
Grupo Banco Mundial (2018). Mujer, Empresa y el Derecho 2018. Washington, DC: Banco Mundial. Licencia: Creative Commons de Reconocimiento CC BY 3.0 IGO
Morais Maceira, H. (2017) Economic Benefits of Gender Equality in the EU. Intereconomics 52, 178–183 (2017). https://doi.org/10.1007/s10272-017-0669-4
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