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Trabajo doméstico no remunerado en el Perú: su relación con el pensamiento económico y sus implicancias macroeconómicas

Escrito por Nadja Florián y Sayuri Fernández 

Asesoradas por Alexandra Otero y Leidy Góngora



Resumen:


La inserción de las mujeres dentro del mercado laboral ha sido un proceso importante para el desarrollo tanto personal como profesional de estas. No obstante, equilibrar estos dos aspectos es el mayor de los desafíos al que se tienen que enfrentar dado que el trabajo doméstico no remunerado  continúa siendo parte de sus vidas como un costo de oportunidad. En este sentido, el presente artículo busca analizar la representación e implicancias macroeconómicas de este trabajo en el Perú mediante el uso de encuestas nacionales de la ENUT, ENAHO y del INEI; asimismo, se realizará un análisis de las posturas marxistas y la critica feminista de esta durante el periodo capitalista, pero centrándonos en hechos relevantes desde sus inicios hasta la actualidad. 


Palabras clave: trabajo doméstico, economía feminista, reproducción, producción, macroeconomía


  1. Introducción


El 2020 fue un año de desafíos y cambios que afectaron a toda la población a nivel mundial. En efecto, muchas de las medidas tomadas para disminuir el impacto sanitario y económico del Covid-19, entre ellas el confinamiento social, reestructuraron las esferas políticas, sociales y económicas persistentes hasta ese año. Uno de los sectores más afectados ha sido el sector laboral. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (2021), a finales del 2020, la población económicamente activa (PEA) que se encontraba ocupada en alguna actividad laboral en Lima, disminuyó en un 23.1% respecto a finales del año 2019. Esto evidencia que muchos trabajadores perdieron sus empleos, y con ello su fuente de ingresos a raíz de la pandemia. Sin embargo, existe un tipo de trabajo que, al igual que muchos otros sectores, ha presentado grandes cambios estructurales, mas no ha sido visibilizado; este es el trabajo doméstico. 


El trabajo doméstico no remunerado incluye toda actividad que se encuentre relacionada al cuidado del hogar, y de los miembros de este, cuyo trabajo no recibe alguna compensación monetaria. Sin embargo, esta actividad, al igual que en muchos sectores laborales y de la vida cotidiana, se encuentra fuertemente influenciada por estereotipos y sesgos sociales.  Desde la prehistoria, ha existido una marcada división sexual del  trabajo en la cual el hombre se encargaba del ámbito productivo de la sociedad mientras que la mujer era la encargada del ámbito reproductivo. En el mundo moderno, la revolución industrial y el desarrollo tecnológico ocasionaron que la demanda de trabajo se incremente, aumentando así la participación de la mujer en el mercado de trabajo. Sin embargo, la inserción laboral de las mujeres ha representado una problemática para ellas, pues aun cuando deben ejercer labores que reciben una compensación monetaria y que contribuyen a los ingresos del hogar, no pueden deslindarse de su rol en las tareas y cuidado de este. 


En el Perú, si bien las oportunidades laborales para las mujeres se han incrementado, las brechas de género en el trabajo doméstico no han sufrido grandes modificaciones. Durante la pandemia, el cierre de escuelas, de centros de cuidado infantil y la mayor vulnerabilidad de contagios ha ocasionado que se incremente la cantidad de horas dedicadas al cuidado de los hijos y otros miembros del hogar (Banco Interamericano de Desarrollo, 2021). Esto, junto con la pérdida de sus empleos, ha representado una gran problemática para muchas mujeres quienes han debido adaptarse más rápido a los cambios producto de la pandemia. El contexto actual ha evidenciado la clara desigualdad predominante durante muchas décadas en la cual las mujeres son, en su mayoría, las únicas encargadas de las actividades domésticas. Asimismo, esta problemática, que se encuentra relacionada a cuestiones sociales, poseen un gran impacto en el desarrollo económico del país asociado a costos de programas sociales y a ingresos del PBI. 


Respecto a lo anteriormente mencionado, el presente artículo busca realizar un análisis de la participación del trabajo doméstico no remunerado en la actividad económica en el Perú. En la primera sección, se presentará el marco teórico en el cual se expondrán las definiciones de trabajo doméstico no remunerado, las brechas de género que se encuentran implícitas en esta actividad y también se analizará el rol que han ocupado en la elaboración de teorías económicas en las distintas corrientes. Asimismo, se realizará un análisis de la participación de la mujer en el mercado laboral peruano en tres períodos importantes: incaico, colonial y republicano. En la segunda sección, se llevará a cabo un análisis a nivel macroeconómico en el Perú de los costos que representa la permanencia de las brechas de género en el trabajo doméstico no remunerado.


  1. Marco teórico 

2.1. Trabajo doméstico no remunerado 

El trabajo doméstico puede ser considerado como  la producción en el hogar la cual se compone por ciertas actividades no remuneradas realizadas por y para los miembros de este (Campillo, 2000). En este sentido, Velazco y Velazco (2013) realizan un estudio en donde determinan de manera específica las actividades que pueden ser consideradas parte del trabajo doméstico no remunerado. Entre ellas se encuentran las actividades culinarias, el aseo de vivienda, el cuidado de bebés, niñas, niños y adolescentes, entre otras. Para mayor detalle, se presenta el siguiente cuadro.


Cuadro 1

ACTIVIDADES CONSIDERADAS PARA LA ESTIMACIÓN DEL TRABAJO NO REMUNERADO


Fuente: ENUT, 2010

Elaboración: Velazco y Velazco.


Por otro lado, pese a todo el tiempo y esfuerzo que se les dedica a estas actividades, no llegan ser remuneradas ni valoradas por lo que, como menciona Benería (2005), el trabajo doméstico no remunerado no es considerado parte de estadísticas nacionales e internacionales sobre la población económicamente activa, el PIB y la renta nacional.


Asimismo, las razones por la que este tipo de trabajo es infravalorado se deben de analizar desde diferentes perspectivas: la producción de subsistencia, la economía doméstica, el sector no estructurado y el trabajo voluntario, las cuales no se explicarán en este artículo ya que el objetivo de este es resaltar el valor del trabajo doméstico para que de esta manera puedan ser contabilizadas y documentadas con el fin de incluirlo dentro de los indicadores del bienestar social y formen parte de las estadísticas antes mencionadas.


Sin embargo, existe incluso gran diferencia entre el trabajo remunerado que realizan los varones y mujeres puesto que, en muchas ocasiones, el trabajo no remunerado que estas últimas realizan no las favorecen en cuanto a los horarios y por ello deben de realizar esfuerzos adicionales, lo que también las lleva a replantearse sobre el equilibrio entre su participación en el mercado laboral y sus responsabilidades domésticas, lo cual involucra altos costos en términos salariales para el primer aspecto mencionado, y su bienestar físico y emocional (De la Paz, M. y Güezmes, A., 2011)


2.1.1. Brecha de género

Aun cuando desde organismos nacionales e internacionales se ha promovido la reducción de brecha de genero el trabajo doméstico no remunerado, las desigualdades de género en el uso del tiempo en actividades económica y de cuidado son persistentes en todos los países (ONU Mujeres, s.f.). De acuerdo con los datos del INEI, en el Perú, las mujeres dedican 23 horas con 34 minutos más que los hombres en las actividades domésticas y de cuidado del hogar (RPP, 2019). Asimismo, la Defensoría del Pueblo (2019), ha evidenciado que el 73.3% de mujeres que pertenecen a la población económicamente activa se dedican exclusivamente a los quehaceres del hogar, mientras que el 47% de los hombres se dedican a los estudios.


De acuerdo con la ONU (2019), la prestación de servicios en actividades de cuidado no remunerado son el principal motivo por el cual las mujeres están fuera del mercado laboral. Por lo tanto, es necesario aumentar los esfuerzos en la reducción de la desigualdad existente en la asignación de responsabilidades familiares, del hogar y de cuidados para así mejorar las condiciones laborales de la mujer




2.2. Estudio del trabajo no remunerado a partir de las diferentes corrientes económicas






2.2.1. Trabajo doméstico no remunerado y capitalismo


Pese a que tanto la división sexual del trabajo como el trabajo doméstico estuvieron mucho antes que se implantara el sistema capitalista, este último ha sido indispensable para el desarrollo de la estructura capitalista; por ello, es importante replantearse la pregunta de en qué medida el capitalismo genera el actual sistema doméstico y produce el trabajo del hogar (Molyneux, 2005). En este sentido, Federicci (2004) es una de las autoras que se encargó del estudio de la separación de producción y reproducción por parte de las mujeres como medios para la acumulación de capital dentro del sistema capitalista, lo cual generó una clase de de mujeres proletarias que se encontraban en situación de pobreza, dependencia económica e invisibilizadas como trabajadoras dentro de una sociedad cada vez más monetarizada.


Asimismo, de acuerdo a lo que se menciona en Molyneux (2005), al momento en que se entrega el trabajo indispensable para la reproducción de la fuerza de trabajo sin ningún tipo de remuneración, el valor de la fuerza de trabajo es disminuído por el trabajo doméstico. El cual se considera que debería de quedarse así: sin remuneración porque, de lo contrario se obtendría en el mercado bajo elevados salarios por ello se prefiere mantener a la mujer subordinada en el hogar. En este contexto, diversos autores como Delphy y Harrison llegaron a la conclusión de que el trabajo doméstico es distinto al trabajo capitalista por lo que se consideraría como un trabajo no-capitalista, ya que fue creada para cumplir ciertas funciones (Molyneux, 2005). 


No obstante, esta práctica expone la ineficiencia del sistema capitalista en el sentido en que el desempleo prevalece, pero el trabajo doméstico no remunerado ayuda a ocultarlo e incluso legitimar, pero por el lado de las mujeres el cual se considera menos relevante. En este sentido, luego de observar lo opresivo del capitalismo, surge una corriente importante cuyo fin es criticar el sistema y plantear uno nuevo con el objetivo de eliminar las fallas de esta.


2.2.2. Trabajo doméstico no remunerado y marxismo

A ello se suma que el marxismo ha condenado el sistema capitalista y considera a la clase obrera como revolucionarios encargados del proceso de “lucha de clases” con la finalidad de liberarse de la explotación (Federicci, 2018). De este modo, el marxismo tuvo como objetivo eliminar el capitalismo y sustituirlo por el socialismo. Así, de acuerdo con Eleijabetia (1987), el marxismo menciona al obrero como genérico de obreros y obreras con la finalidad de que también exista igualdad entre ambos; además, pese a las diversas interpretaciones que se le atribuye al discurso de Marx, el marxismo instauró el desarrollo histórico de la humanidad en búsqueda de la libertad y la no discriminación a través de movimientos politicos organizados y posteriormente de las voces del feminismo radical.

No obstante, de acuerdo con Federicci, la izquierda siempre aceptó la “marginalidad del trabajo doméstico en la reproducción del capital y la marginalidad del ama de casa en la lucha revolucionaria”, ideas que fueron promovidas por diversos personajes como Lennin, Gramsci y Juliet Mitchell (2018, p. 27). Es decir, esta corriente deja de lado la opresión de las mujeres dentro del trabajo doméstico no remunerado y, de lo contrario, lo presenta como una parte necesaria para el sistema, ya que sería como un servicio personal externo al capital. En este sentido, la autora menciona lo siguiente: “No nos ofrecen solo el «derecho a trabajar» [...] sino que nos ofrecen el derecho a trabajar más, el derecho a estar más explotadas” (2018, p. 28). Esto se debe a que, mediante estas actividades, las mujeres están produciendo fuerza de trabajo importante para el desarrollo del capitalismo, pero que ni está siendo remunerado. 

Asimismo, muchas mujeres no se vieron eximidas de participar del trabajo capitalista; no obstante, “lograr un segundo empleo nunca nos ha liberado del primero” (Federicci, 2018, p. 31). De esta manera, como menciona Toledo (2006), el marxismo realmente se preocupó por el problema de la emancipación de las mujeres y se dedicó a encontrar una solución justa y acabar con la opresión de la mujer. Sin embargo, no se centró en otras cuestiones importantes como el trabajo doméstico no remunerado, situación de la cual las mujeres no han podido deslindarse hasta el día de hoy. 

2.3. Participación de las mujeres en el mercado laboral peruano
En el Perú, la participación laboral de la mujer ha estado condicionada a distintos aspectos y periodos históricos, los cuales serán expuestos dentro de este capítulo. Así, se dividirán en tres: incaica, colonial y republicana, así como  se realizará un análisis de la participación laboral de la mujer en  cada uno de estos. 

Etapa incaica

La participación de las mujeres en el imperio incaico presentó dos enfoques divergentes planteados por Luis Guillermo Lumbreras y Maritza Villavicencio. Por un lado, Lumbreras sostuvo lo siguiente: “La mujer del Incanato era explotada en todos los ámbitos”, mientras que Villavicencio asegura que “La mujer india no era explotada ni subvalorada” (Citados en Cerna et. al., p. 23). De este modo se puede diferenciar la interpretación que se les da a las actividades que las mujeres del incanato realizaban, pues estas se dedicaban especialmente a la agricultura, hilado, tejido y demás tareas domésticas. 

Estas labores son consideradas como opresoras por Lumbreras, ya que se creó un sistema que le otorgaba labores específicas con “proyección doméstica” a las mujeres.  Por otro lado, Villavicencio resalta la complementariedad de las labores que realizaban tanto varones como mujeres en la etapa incaica. Esta complementariedad devenía de un sistema económico-social que se basaba en la búsqueda del bienestar y justicia social mediante un mecanismo “precapitalista con un gobierno autárquico” (Cerna et. al., 1997, p. 23). En esta línea, se puede rescatar el hecho de que la participación femenina en el mercado laboral durante el incanato fue valorada y clave para el desarrollo de la sociedad porque la distribución de las tareas mantuvo vigente la economía incaica. 

Época colonial

La situación de la mujer dentro del ámbito laboral cambió con la invasión de los españoles a nuestro país, ya que se introdujo el feudalismo como sistema económico-social. Este se basó en “la división de la sociedad en clases sociales - explotadores y explotados - con objetivos claros de acumulación de la riqueza en manos de esclavistas, que explotaban la mano de obra india en las propiedades conseguidas por la fuerza y destrucción de valores, creencias y tradiciones incaicas” (Cerna et. al., 1997, p. 24). En este contexto, los españoles se aprovecharon de su poder para poder explotar laboralmente a los indígenas. No obstante, las mujeres sufrieron en mayor medida, dado que fueron oprimidas, discriminadas, abusadas y subordinadas no solo fuera del hogar, sino también dentro de este. 

De esta forma, el sistema implantado por los invasores eliminó las posibilidades de reducir la brecha laboral que existía en el imperio incaico. Por el contrario, se acrecentaron las desigualdades sociales y de género “sobre la base patriarcal colonizadora, y el resultado fue la ruptura definitiva de la organización familiar inca” (Cerna et. al., 1997, p. 24). Así, las mujeres, independientemente de si eran libres o esclavas, se vieron obligadas a realizar diversos tipos de trabajos aparte de cumplir las labores domésticas, mientras que los varones se dedicaron a otras tareas consideradas únicas de su género.

Etapa Republicana

La etapa republicana se caracteriza por ser un periodo de cambios sobre la participación de la mujer en el mercado laboral, generados principalmente por la lucha de las propias mujeres para lograr una igualdad de derechos, oportunidades y responsabilidades en el contexto del modelo capitalista. De esta manera, Villavicencio menciona que “las definiciones del nuevo Estado recayeron sobre las sacrificadas mujeres, quienes, además de entregar su fuerza de producción y reproducción a cambio de lo mínimo para subsistir derivado del salario del soldado y del esclavo, fueron altamente valiosas y entregadas” (Citado en Cerna et. al.,1997, p. 25). En ese sentido, no era suficiente con que las mujeres fueran responsables de la procreación, cuidado y educación de sus hijos, sino también se precisó de su mano de obra, la cual obtuvo una menor valoración monetaria. En la actualidad, se verifica una creciente participación femenina en los ámbitos social, político y económico.

De hecho, hubo un proceso de democratización de la educación a principios de los 2000, que le permitió a las mujeres , de menor o mayor forma, insertarse en el mundo laboral. Además, la promulgación de la Ley Nº 27185, la Ley Nº 28791 y la Ley Nº 30367 le han brindado a las mujeres un marco legal que las proteja de algún tipo de discriminación asociada con la maternidad. Por otro lado, la Ley Nº 28983  ha sentado un precedente legal sobre la tolerancia cero hacia la discriminación por razones de género (Castro, 2018). Sin embargo, en el Perú, se puede apreciar también que lo que se dice en las leyes muchas veces no se ve reflejado en la realidad. Por ejemplo, según estadísticas de la consultora Mercer, en el Perú solo el 9% de las mujeres que trabajan accede a cargos directivos, entre los que la desigualdad salarial es del 2% (El Comercio, 2014). Es decir, las mujeres no suelen ocupar, en su mayoría, cargos sobre los hombres, sino al revés.

Por otro lado, de acuerdo a cifras brindadas por el INEI, el ingreso promedio mensual de las mujeres equivale al 67% de lo que reciben los varones (El Comercio, 2014) y, dado que que las mujeres representan el 50% de la PEA, se puede inferir que las mujeres, a pesar de ocupan los mismos puestos que los varones, no ganan lo mismo. Asimismo, aunque no es explícita la discriminación por maternidad, las mujeres encuentran limitada su capacidad de desarrollo en el ámbito laboral debido al desarrollo de su vida familiar. De acuerdo a Kogan, Fuchs y Lay, las mujeres tratan de trabajar rápida y eficientemente para salir a la hora indicada para cumplir con sus labores familiares mientras que, para los hombres, es preferible que permanezcan más tiempo en el trabajo porque es símbolo de compromiso y responsabilidad (2013). 


3.Implicancias macroeconómicas de la brecha de género en el trabajo doméstico no remunerado en el Perú


La brecha de género presente en el trabajo doméstico no remunerado es una problemática que presenta su origen en las estructuras sociales y que, además, ha significado una limitación y coste de oportunidad para el desarrollo personal y laboral de muchas mujeres. Sin embargo, al no considerarla como una actividad productiva, no se han desarrollado suficientes esfuerzos desde el ámbito social y político para disminuir esta brecha de género que no solo afecta el desarrollo personal de las mujeres, sino que también posee grandes implicancias macroeconómicas. Existe una amplia evidencia empírica que afirma no solo que una mayor inserción laboral de las mujeres puede incrementar el PIB hasta en un 34% en países como Egipto, sino que también, de las 865 millones de mujeres que en el 2012 podrían  contribuir en este crecimiento, 812 millones de estas vivían en países de economías emergentes y en desarrollo (Elborgh-Woytek et al., 2013). Para analizar las implicancias macroeconómicas del trabajo doméstico no remunerado, se analizará los costos macroeconómicos en programas sociales y se realizará una aproximación de la contribución al PBI nacional del trabajo doméstico no remunerado.

3.1. Costos en programas sociales


La menor remuneración económica que las mujeres reciben no solo tiene implicancias en el presente limitando su acceso en la adquisición de determinados bienes y servicios, sino que también tiene repercusiones en su futuro. La ausencia de ingresos a causa de la actividad no remunerada que las mujeres realizan genera que su capacidad de ahorro sea limitada y, en algunos casos, hasta nula. Esto las coloca en una situación de vulnerabilidad y riesgo social que genera un aumento en su dependencia a programas gubernamentales.


En efecto, según la Defensoría del Pueblo (2019) una forma de estimar los costos de la brecha de género en el trabajo doméstico no remunerado para el Estado peruano es considerando los costos de los programas sociales que previenen el impacto económico ocasionado por la falta de ingresos obtenidos y de aquellos que tratan de mitigar el fenómeno de indigencia en el que puede caer una parte de las mujeres que se dedican a esta actividad. Por este motivo, se analizarán tres programas sociales gubernamentales asociados a la prevención y paliación del riesgo en el que se encuentran expuestas estas mujeres.


En primer lugar, Pensión 65 es un programa de asistencia social que busca incrementar el bienestar de los adultos mayores de 65 años a más que se encuentran en situación de vulnerabilidad a través de una subvención monetaria (Gobierno del Perú). El cuadro 2 muestra una aproximación de costos en estos programas que el Estado peruano hubiera enfrentado si atendiera y reconociera a las mujeres dedicadas al trabajo doméstico no remunerado (TDNR) y al trabajo familiar no remunerado (TFNR), que incluye el trabajo doméstico no remunerado y de cuidados. Esto evidencia que el costo estatal de atenderlas con este programa asciende a los 4 mil millones de soles. 


En segundo lugar, el Seguro Integral de Salud (SIS), el cual otorga una protección estatal de salud a aquellos ciudadanos en situación de vulnerabilidad que no poseen un seguro de salud (Gobierno del Perú, s.f.). Según el cuadro 2, el costo del Estado destinado a la protección de la salud de mujeres trabajadoras no remuneradas en situación de vulnerabilidad asciende a los 310 millones de soles. Finalmente, los costos de los programas paliativos de protección a la indigencia de mujeres dedicadas a esta actividad asciende a mil millones de soles.

Cuadro 2

COSTO DE ATENDER TOTAL DE MUJERES AFECTADAS 

POR BRECHA TDNR-PERÚ

Fuente: En base a INEI (2017), MEF Consulta amigable, SIS (2017)

Elaboración: Defensoría del Pueblo


Con los datos expuestos, se puede evidenciar que, en total, la suma de los costos estatales de los tres programas asociados a la prevención y paliación de la situación de vulnerabilidad de las mujeres dedicadas a la actividad doméstica no remunerada asciende a los 6 mil millones de soles en el 2017. Esto representó, para ese año, el 0.9% de su PBI (Defensoría del Pueblo, 2019).


3.2. Contribución en el PBI


Siguiendo el estudio realizado por Velazco y Velazco (2013) para realizar una estimación de la contribución al PBI nacional del trabajo doméstico no remunerado, se utilizaron datos de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), realizada en el 2010, para obtener el total de horas semanales dedicadas a actividades relacionadas al trabajo doméstico. Posteriormente, se utilizaron datos de la ENAHO para obtener una estimación diferencial de sueldos por ámbito geográfico y sexo. Así, se multiplicó el sueldo por hora de actividad realizada, por el número de horas dedicadas a la actividad doméstica no remunerada.


Para hallar la estimación de ingresos, se utilizaron tres metodologías distintas. La primera de estas fue el método generalista que, mediante la identificación del código de la ocupación, crea una variable sueldo por hora que ayuda a calcular la mediana de sueldo diario para cada uno de los niveles de inferencia de la ENAHO. La segunda de estas fue el método especialista que realiza una estimación de salario a través de actividades similares que sí reciben una remuneración económica. La última de estas fue el método salario medio que utilizó la mediana del sueldo por hora de la población económicamente activa. Finalmente, con datos del INEI se obtuvo una estimación de la proporción que representa el trabajo no remunerado respecto al PBI del año 2010. Con los datos obtenidos anteriormente, en el siguiente cuadro se presenta la estimación de la contribución del trabajo no remunerado como porcentaje del PBI.



CUADRO 3

RESUMEN DE ESTIMACIONES DE LA CONTRIBUCIÓN DEL TRABAJO NO REMUNERADO COMO PORCENTAJE DEL PBI: MÉTODO GENERALISTA, ESPECIALISTA Y SALARIO PROMEDIO (%)

Fuente: INEI, ENUT, ENAHO, Cuentas Nacionales, 2010

Elaboración: Velazco y Velazco.


Para continuar con la investigación del artículo, se utilizarán los datos correspondiente a la actividad doméstica no remunerada. Dentro de cada método existe una subdivisión por salario que obtiene cada sexo, salario de la mujer en relación al salario del hombre y el salario promedio de hombres y mujeres. Para determinar el método a utilizarse, se toma como referencia el trabajo realizado por Sandoval y Gonzales (2015) para el país de Costa Rica, los cuales utilizan el método especialista para determinar la contribución en su respectivo país. Entonces, con los datos que pueden visualizarse en el cuadro 3, con el método especialista, en promedio ambos sexos contribuyen en un 23.9% al PBI nacional. De estos, la mujer contribuye en más de las tres cuartas partes al PBI (Sandoval y Gonzales, 2015).


Conclusiones

En síntesis, en el presente artículo se realizó, en primer lugar, un análisis del trabajo doméstico no remunerado, actividad predominantemente realizada por las mujeres, dentro de las dos principales corrientes económicas: el capitalismo y el marxismo. Por un lado, el capitalismo resaltó la división del trabajo reproductivo y productivo de las mujeres; no obstante, consideran al trabajo doméstico distinto al trabajo capitalista ya que fue creada para cumplir ciertas funciones complementarias al desarrollo del capitalismo. Por otro lado, exponiendo la ineficiencia y fallas del capitalismo, se origina el marxismo que, bajo el discurso de la lucha de clases, busca la liberación de la opresión del obrero y la igualdad de este; de este modo, pese a que el marxismo también se preocupó por el problema de la emancipación de las mujeres y se dedicó resolver el problema de la opresión de la mujer, este no se centró en asuntos como el trabajo doméstico no remunerado. Así, habiendo llevado a cabo un análisis de la importancia del trabajo doméstico no remunerado, se realizó una estimación de las implicancias macroeconómicas ocasionadas por la permanencia de la brecha género en este tipo de trabajo. 


En primer lugar, se pudo observar que el Estado peruano invirtió aproximadamente un 0.9% de su PBI en el 2017 en programas sociales para proteger a las mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad al realizar actividades domésticas que no reciben alguna remuneración. En segundo lugar, utilizando datos de la ENUT, ENAHO e INEI, se pudo estimar que, para el año 2010, el trabajo doméstico no remunerado contribuyó en un 23.9% del PBI peruano. A pesar de haber demostrado la importancia económica del trabajo doméstico no remunerado y de los esfuerzos que se han realizado para disminuir la brecha de género en esta actividad, esta continúa siendo poco visibilizada y valorada. Esto se puede evidenciar en la escasa información y base de datos sobre el uso de tiempo que no han sido actualizadas desde el año 2010, lo que limita la literatura acerca de esta problemática. Por lo tanto, es responsabilidad del Estado invertir en el desarrollo de encuestas y herramientas similares que permitan aumentar las investigaciones acerca de esta cuestión.  


En línea con ello, aún persisten estigmas y estereotipos con respecto al rol de la mujer en el trabajo doméstico, lo cual condiciona no solo su escasa participación en el mercado laboral, sino que también generan que esta actividad normalice la esclavitud a la que son sometidas las mujeres en el  uso de tiempo dedicado a las actividades del cuidado. Por ello, es importante que tanto la sociedad como los organismos gubernamentales trabajen de manera conjunta para repensar y revalorar la participación de las mujeres en este tipo de actividades.

 

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           Escrito por Ana Rioja y Fiorella Perez    Edición a cargo Fiorella Perez              En Women in Economics, buscamos visibilizar el gran trabajo que vienen realizando las mujeres en el campo de la Economía, por ello, en esta ocasión presentamos la exitosa trayectoria de la economista peruana Cecilia Garavito, quien nos comentó acerca de la problemática de la inserción laboral de las mujeres en el Perú, la cual se ha incrementado debido a la presencia de la pandemia. Cecilia Garavito Masalias “La mujer debe hacer más esfuerzo para lograr el mismo reconocimiento laboral que un varón. Eso debe cambiar, pero es un proceso largo y se necesita la voluntad de asumir el cambio.” (Garavito, 2021)   Cecilia Garavito es doctora en Economía, investigadora y consultora experta en temas laborales con énfasis en temas de género, juventud y educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), en donde se desempeña como profesora principal actualmente.           La Dra. Garav

ANALFABETISMO EN EL PERÚ

     Escrito por Valeria Murga  Edición a cargo Fiorella Perez El 8 de septiembre es el Día Internacional de la Alfabetización en el que se conmemora la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y derechos humanos. La alfabetización se centra en el aprendizaje de la lectoescritura desde la perspectiva de aprendizaje a lo largo de toda la vida (Unesco, 2021). En el Perú, la alfabetización está estrechamente vinculada con las poblaciones adultas iletradas en su mayoría mujeres que residen en las regiones andinas, amazónicas y periurbanas de Lima (Amable y Cateriano, 2020).  “Lo que yo veo es que siempre hay que apostar a mejorar la educación. Para mi, lo básico es mostrar que efectivamente los maestros somos muy buenos en nuestro país, podemos dar mucho de nosotros aún sin tener nada” -Juan Cadillo León, ministro de educación, elegido como uno de los 50 mejores maestros del mundo según The Global Teacher Prize TASA DE ANALFABETISMO A NIVEL REGIONAL En el periodo del 2010-2

Mujeres silenciadas: aportes al pensamiento económico

El 8 de marzo de cada año es conmemorado el Día Internacional de la Mujer, fecha institucional en la cual se visibiliza y revaloriza el rol de la mujer en la sociedad. Si bien se han logrado grandes avances con respecto a este propósito, aún persisten limitaciones en cuanto a su reconocimiento en ámbitos que continúan siendo dominados por los hombres. Uno de los más trascendentales es el económico: espacio en el cual existe limitada investigación y literatura acerca de la trayectoria de mujeres economistas destacadas. Por este motivo, y en conmemoración de esta fecha, el día de hoy recordaremos a Harriet Martieneau, Millicent Fawcett y Beatrice Webb, 3 mujeres que han brindado grandes aportes al pensamiento económico  y cuyas trayectorias han sido ignoradas por décadas. Asimismo, abordaremos cómo los aportes de estas mujeres ayudan a comprender toda la actual crisis que venimos atravesando.    Harriet Martineau, la mujer que democratizó la economía Harriet Martineau fue una escritora y

¿De qué manera el manejo de las instituciones afecta el contexto social, político y económico en el Perú?

Escrito por Andrea Mendivil, Adriana Torres e Ilenia Ttito Edición a cargo Fiorella Perez El año del bicentenario y su predecesor fueron golpeados fuertemente por el inicio de la pandemia y con ella, la cuarentena absoluta establecida desde el 16 de marzo de 2020. Esto causó una de las caídas del PBI más grandes de la historia peruana, de un 11,1% ese año, debido a la paralización de la producción y, subsecuentemente, un aumento de la pobreza de 9,9% entre 2019 y 2020 (INEI, 2021)           1. Introducción El 28 de julio del 2021, el Perú conmemora el Bicentenario de la Independencia del país proclamado por el general Don José de San Martín, pues se celebran los 200 años de un país libre e independiente. Como se sabe, el Perú ha cambiado con el paso de los años; por esta razón, es importante dar a conocer cuales son los desafíos que presenta el país. Así, los ejes a tratar del Bicentenario son los siguientes: Integridad, igualdad de oportunidades, diálogo y reconciliación, sostenib