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Día Internacional de la salud mental


Escrito por Daniela Bresciani y Samantha Guillén

Edición a cargo Fiorella Perez

Resumen

En víspera del día mundial de la salud mental, este artículo busca analizar la situación de la salud mental en el Perú. Se inicia con una introducción que informa sobre qué es la salud mental, y desmienta los mitos comúnmente creídos. Luego, se describe el panorama de salud mental para los peruanos, y se comenta sobre la importancia económica de la salud mental. Finalmente, se hace un análisis sobre su relación con el mercado laboral peruano, utilizando datos de la ENDES. Se llega a la conclusión de que los problemas de salud mental en los peruanos han aumentado significativamente con la llegada de la pandemia, y que la salud mental tiene una relación positiva y significativa con la PEA mediada por la pandemia.

Introducción

Mañana, 10 de octubre, se celebra el día mundial de la salud mental. Este es un gran momento para tomar consciencia del problema existente, e informarnos un poco más al respecto. La salud mental abarca más que la ausencia de enfermedades mentales. La OMS define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y frecuentemente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (OMS, 2004). A pesar de la importancia de la salud mental, este tema es ignorado por muchas personas. De hecho, existen muchos mitos sobre la salud mental que son tomados como verdades en la sociedad, a pesar de que no lo sean. 

El desconocimiento respecto al tema puede llevar a que la sociedad estigmatice o discrimine a quienes padecen de enfermedades mentales, lo cual evita que uno busque ayuda profesional. Inclusive, las personas con transtornos mentales suelen afrontar mayor nivel de pobreza por la marginación social y laboral a la que están expuestas (Defensoría del Pueblo, 2018). Algunos de los mitos falsos respecto a la salud mental es que no hay esperanza de recuperación una vez que padeces de una enfermedad mental y que la terapia o autoayuda no sirven de nada. Los problemas de salud mental están asociados con tasas muy altas de desempleo, que están entre 70% y 90%, y las principales causantes de estas tasas son el estigma y los prejuicios (Ministerio de Salud, s/f). De hecho, un mito es que las personas con problemas de salud mental, incluso si los controlan, no pueden tolerar el estrés de mantener un trabajo. Sin embargo, en la realidad pueden ser igual de productivos que cualquier otro trabajador, y esto es confirmado por los empleadores. Especialmente, si los empleados reciben un tratamiento efectivo pueden ganar productividad y reducir ausentismo y costos médicos (U.S. Department of Health & Human Services, 2017)

Otros mitos dicen que los problemas de salud mental son causados por debilidades o fallas de carácter, y que uno puede superar sus problemas de salud mental por su cuenta si se lo propone. Es importante reconocer la falsedad de estas afirmaciones, ya que los problemas de salud mental no están relacionados con debilidades o fallas. Puede haber muchos factores relacionados con esto, como características biológicas y familiares o experiencias de vida. Además, uno requiere el apoyo de personas cercanas y profesionales, no debe atravesar sus problemas de salud mental por su cuenta. Con esto, uno puede mejorar e incluso los estudios prueban que es posible recuperarse por completo (Ministerio de Salud, s/f; U.S. Department of Health & Human Services, 2017).  

Las enfermedades o problemas mentales van más allá de solo ansiedad o depresión, que son posiblemente las formas más conocidas de ausencia de salud mental. Comenzando por estas enfermedades conocidas, estas pueden englobar un grupo de varios trastornos distintos. Los trastornos de ansiedad pueden incluir trastorno de pánico, obsesivo-compulsivo y fobias. En cuanto a la depresión, esta forma parte de los trastornos del estado de ánimo que, contrario a los mitos, no puede corregirse solo “cambiando de actitud”, sino con terapia y medicación. Otro trastorno de estados de ánimo es la bipolaridad, que genera severos e inusuales cambios que interfieren con el funcionamiento cotidiano de quien lo padece.

Algunos desórdenes de comportamiento pueden incluir el déficit de atención, el trastorno de conducta, o el trastorno oposicional desafiante. A pesar de la creencia de que los niños no pueden padecer de enfermedades mentales, estos trastornos se ven comúnmente en niños, y pueden ser tratados con terapia, educación y medicación. Otro mito acerca de este tipo de enfermedades es que es una forma de apañar la mala conducta de los niños, pero esta es realmente una enfermedad psiquiátrica con síntomas y tratamientos comprobados.

Los trastornos alimenticios también forman parte de los problemas de salud mental. Los más comunes son la anorexia y bulimia nerviosa. Estos, además de perjudicar la salud psicológica, atentan contra la física también. Por otro lado, un problema de salud mental desarrollado a partir de experiencias de vida es el trastorno de estrés postraumático. Aunque este trastorno tiene que ver con los eventos que uno vive, adquirirlo también tiene que ver con la genética, neurobiología y aspectos personales. 

Además, existen trastornos psicóticos, cuyo ejemplo más conocido es la esquizofrenia. Esta se caracteriza por causar una percepción de la realidad distorsionada. Contrario a lo que se piensa, la esquizofrenia no causa necesariamente conductas violentas, especialmente si se tiene un tratamiento médico. Quienes sufren de trastorno bipolar también pueden tener síntomas psicóticos como alucinaciones o delirios.

El resto del artículo se enfocará en analizar la situación de salud mental en el Perú, utilizando datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) entre 2015 y 2020. A continuación, el artículo presentará una sección de análisis descriptivo acerca de la situación de salud mental en el Perú, y su relación con la pobreza y la violencia. Acto seguido, se explicará la relevancia de la salud mental en la economía de un país. Finalmente, se culminará con un análisis de la relación entre la salud mental y el mercado laboral, y cómo ha afectado la pandemia a esta situación.

La situación de salud mental en el Perú

La salud mental ha sido históricamente rezagada en el Perú. Según la Defensoría del Pueblo (2018), a octubre del 2018, por ejemplo, de los 7 848 establecimientos del 1er nivel de atención, únicamente el 14% contaba con servicios de psicología frecuentes. Inclusive, esta situación empeora en las regiones, ya que únicamente el 19% de los psiquiatras laboraba fuera de Lima. Es de resaltar además que el Seguro Integral de Salud (SIS) no tiene cobertura para todos los trastornos mentales. 

No obstante, desde 2004, la salud mental ha ganado importancia en las políticas y regulaciones, resultando en la promoción de una reforma en el sistema nacional de salud (Tomaya et al, 2017). Entre 2013 y 2018, se hicieron innovaciones en los mecanismos de financiamiento y gestión pública de salud mental, que han permitido la implementación de más de cien Centros de Salud Mental Comunitarios a nivel nacional. A pesar que estos representan un nivel menor al inicialmente propuesto, los CSMC muestran ser más eficientes que los hospitales psiquiátricos, permitiendo la ampliación de la oferta de los servicios de salud mental hacia las comunidades (Castillo-Martell y Cutipé-Cádenas, 2019). Así, estas experiencias reflejan cómo la salud mental ha ido ganando espacio en las políticas públicas efectuadas en el país.

Actualmente, la salud mental en el Perú ha sido fuertemente afectada por la pandemia. Una encuesta online dirigida a la población peruana (con un alcance de 64,493 respuestas) en mayo de 2020 mostró que la prevalencia de síntomas depresivos moderados o severos en los peruanos pasó de 6.4% en 2018 a 34.9% en 2020 (Antiporta et al., 2021). Asimismo, la ENDES pone en evidencia la precarización de los indicadores de salud mental en el país. Así, al menos 1 de cada 2 peruanos reporta tener un problema relacionado a su salud mental. Por ejemplo, entre los problemas con mayor incidencia destacan la falta de interés, la depresión, los problemas de sueño y el cansancio. Es de destacar que, durante la pandemia, 37.1% de las personas encuestadas señaló que se sentía deprimida, lo cual representa un aumento respecto a años anteriores. Inclusive, el 7.1% indicó que se autolesionaba con el fin de morir. Estas cifras reflejan la gran prevalencia que tienen los problemas de salud mental en los peruanos.


Figura 1:

Evolución de indicadores de salud mental

Inclusive, históricamente las mujeres son las más afectadas por los problemas de salud mental. En específico, algo resaltante es que la incidencia de sentimiento de depresión en ellas es significativamente mayor que la media nacional. Es decir, mientras que 3 de cada 10 hombres reportan estar deprimidos, casi 5 de cada 10 mujeres lo hacen. Particularmente, las mujeres de 26 a 59 años reportan una mayor incidencia de llamadas a la línea 113 del MINSA por estrés o síntomas depresivos (Ministerio de Salud, 2020). Si bien no se puede atribuir la causa a un solo factor, es inevitable preguntarse si esto puede guardar relación con la violencia ejercida contra las mujeres. Según el informe del INEI sobre violencia familiar para el 2020, el 54.8% de las mujeres fueron víctimas de violencia por parte de su pareja, y a nivel mundial, se estima que se producirían 31 millones de casos de violencia de género en relación a las restricciones de movilidad por la pandemia. Igualmente, frente a la pandemia, las mujeres pueden estar específicamente afectadas debido a las cargas adicionales que se les da, como el cuidado de los hijos o familiares enfermos (ONU, 2020).

Figura 2:

Índice de salud mental por subgrupo

A nivel distrital, se puede observar que la salud mental a nivel nacional presenta relativamente poca heterogeneidad. Sin embargo, algo resaltante del gráfico es que en algunos distritos de la sierra el indicador señala un desempeño relativamente menor al de otros distritos. Inclusive, a nivel departamental, Puno, Huancavelica y Cusco presentan una salud mental muy por debajo de la media nacional. Se podría hipotetizar que esto es debido a los altos niveles de pobreza en dicha región, lo cual concordaría con la literatura existente. 

Figura 3:

Índice de salud mental a nivel distrital en 2020

Figura 4:

Relación entre la pobreza y la salud mental 

La situación descrita anteriormente pone en evidencia el empeoramiento de la salud mental en los peruanos. A raíz de ello, el Ministerio de Salud del Perú ha tomado mayor conciencia acerca del problema de salud mental dada la pandemia. Así, por ejemplo, en el 2019, el Ministerio de Salud destinó S/137 millones al programa presupuestal de control y prevención en salud mental, lo cual representó 1.5% del presupuesto del sector. Además, una acción que se ha tomado para abordar la salud mental y enfrentar problemas relacionados a ella es una línea telefónica dirigida al apoyo psicosocial. Entre abril y mayo de 2020, se recibieron 24,802 llamadas, de las cuales el 82% fueron sobre temas relacionados al estrés, y el 13% fueron acerca de síntomas de depresión y ansiedad. Así, el plan de salud mental que el Ministerio de Salud propuso para los años 2020 y 2021 incluyen la promoción y prevención en salud mental, el fomento del apoyo, el desarrollo de estrategias de comunicación social que impulsen cambios en los modos de vida, y el fortalecimiento, expansión y articulación de servicios de salud mental comunitaria (Ministerio de Salud, 2020).

Importancia económica de la salud mental

Un concepto muy importante en la economía es el capital humano. Este es una medida de valor de habilidades profesionales de los individuos que forman parte de una función de producción. Este concepto no solo tiene relación con la cantidad de trabajadores de un sector productivo, sino con el valor que estos aportan a la economía. Como se explicó previamente, tener salud mental implica un bienestar que permite reconocer y aprovechar nuestras habilidades, de modo que mejore nuestra productividad. De este modo, la salud mental tiene una gran relevancia económica dado que esta crea y potencia el capital humano (OMS, 2011). 

En relación con esto, los problemas de salud mental se asocian con un gran costo indirecto de pérdida de empleo. Aunque gran parte de esta consecuencia es el prejuicio y estigma hacia las enfermedades mentales (Ministerio de Salud, s/f), los costos en productividad y capital humano dada la falta de tratamiento también puede ser una importante causa. Por ejemplo, estudios realizados en Reino Unido muestran que la tercera razón más común para retirarse temprano del trabajo por enfermedad es por salud mental, que cerca de 200 mil personas no pueden unirse a la fuerza laboral debido a sus problemas de salud mental, y que el PBI del Reino unido podría ser 25 billones de libras mayor si no fuera por las consecuencias económicas de una mala salud mental (Mental Health Foundation, 2016). 

Por otro lado, en Estados Unidos una investigación encontró que trabajadores de los sectores de ventas, servicios, administración y construcción pierden en promedio medio día a la semana debido a la depresión. Asimismo, se estima que la depresión puede tener costos de hasta 51 billones de dólares en productividad, debido a problemas de concentración, atención, comunicación, entre otros. Las personas con depresión pierden 27 días de trabajo al año más que los trabajadores sin depresión (Sapien Labs, 2020). 

En Perú, los datos de empleo de la ENAHO sugieren que la salud mental no es ajena a los indicadores laborales. Por un lado, por ejemplo, según la ENAHO, 107 mil personas tenían trabajo en exceso durante la semana de la encuesta, y 317 mil personas redujeron sus horas de trabajo por salud o enfermedad, o por motivos personales o familiares. Por otro lado, como se mencionó anteriormente, una persona con problemas de salud mental puede verse excluida de participar en la fuerza laboral. Esto se refleja en el caso de Puno, donde tanto la salud mental como la tasa de ocupación están por debajo de la media nacional. Asimismo, en el siguiente gráfico se puede observar una relación negativa entre la tasa de informalidad y la salud mental. 

Con esta motivación en mente, el resto del documento se centrará en responder a las siguientes preguntas: ¿cómo se relacionan la salud mental y el empleo? ¿aquellas personas con menor salud mental serán menos probables de participar del mercado laboral? Y ¿cómo ha afectado la pandemia a dicha relación?

Figura 5:

Salud mental y empleo por departamento

Análisis de datos

La pandemia y las variables de salud mental:

La salud mental de puede verse afectada por la crisis sanitaria de COVID-19, ya sea por el aumento en la tasa de mortalidad que esta genera, la crisis económica, la cuarentena, entre otros. Con los datos de salud mental que se obtienen de las ENDES 2015-2020, se puede ver el cambio en la salud mental de las personas dada la pandemia. Para esto, corremos una regresión para cada una de las preguntas de salud mental descritas, de la siguiente manera:

La variable dependiente yi es una variable dicotómica que indica si al menos un día ha tenido el problema descrito en la pregunta, es decir, si respondió con alguna de las opciones entre (2) y (4). La variable explicativa Pandemiai indica si la encuesta fue respondida en 2020, es decir, durante la pandemia. Los resultados se pueden ver en la siguiente tabla:

Tabla 1:

Relación entre la salud mental y la pandemia


(1)

(2)

(3)

(4)

(5)

VARIABLES

Pocas ganas

Deprimido

Dormir

Energía

Apetito







pandemia

0.00382

0.0398***

0.0418***

0.0138***

0.0108***


(0.00282)

(0.00288)

(0.00265)

(0.00262)

(0.00248)

Constante

0.349***

0.382***

0.274***

0.267***

0.228***


(0.00115)

(0.00117)

(0.00108)

(0.00107)

(0.00101)







Observaciones

206,987

206,987

206,987

206,987

206,987

R-cuadrado

0.000

0.001

0.001

0.000

0.000








(6)

(7)

(8)

(9)

VARIABLES

Atención

Inquieto

Morir

Fracasado






pandemia

0.00505**

0.00658***

0.00591***

0.00145


(0.00243)

(0.00233)

(0.00190)

(0.00215)

Constante

0.214***

0.192***

0.117***

0.157***


(0.000989)

(0.000950)

(0.000776)

(0.000877)






Observaciones

206,987

206,987

206,987

206,987

R-cuadrado

0.000

0.000

0.000

0.000

Errores estándar entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1


Con excepción de las preguntas (1) y (9), se puede ver que la pandemia aumentó significativamente la probabilidad de que los encuestados respondan haber tenido los problemas mencionados al menos una vez. Los resultados son especialmente altos en las columnas (2) y (3). La columna (2) indica que, en promedio, 38.2% de los encuestados antes de la pandemia se sentían desanimados, deprimidos, tristes o sin esperanza. Al llegar la pandemia, en la encuesta de 2020 este promedio aumentó significativamente en 3.98 puntos porcentuales, hasta 42.4% aproximadamente. La columna (3) indica que el 27.4% de los encuestados antes de la pandemia tenían problemas para dormir, y el porcentaje aumentó en 4.18 puntos porcentuales con la llegada de la pandemia. De manera similar, también se ven aumentos significativos en otras variables, dando indicios de que la salud mental se ha deteriorado al llegar la pandemia. 

La salud mental y la PEA total y ocupada:

La salud mental puede tener efectos perjudiciales sobre la oferta laboral. Con los datos proporcionados por la ENDES sobre la salud mental y el trabajo, podemos evaluar si una peor salud mental implica una menor probabilidad de ser parte de la PEA y PEA ocupada. Para esto, se corrió las siguientes regresiones:

Las variables dependientes PEAi y PEAOi son variables dicotómicas que indican si el encuestado es parte de la PEA y PEA ocupada respectivamente. t es un término de efectos fijos temporales. La variable explicativa SaludMentali es un índice creado con todas las preguntas de salud mental, utilizando un Análisis de Correspondencias Múltiples (MCA). El método de MCA nos permitió crear un indicador usando las variables categóricas, de modo que mientras mayor es el indicador, mejor es la salud mental del encuestado. Los resultados de estas regresiones son:

Tabla 2:

Relación entre la PEA y PEAO y la salud mental


(1)

(2)

VARIABLES

PEA Total

PEA Ocupada




Salud Mental

0.0259***

0.0263***


(0.00105)

(0.00106)

EF tiempo: 2016

0.000543

0.000860


(0.00367)

(0.00368)

EF tiempo: 2017

0.00248

0.00274


(0.00365)

(0.00365)

EF tiempo: 2018

-0.00967***

-0.00923**


(0.00361)

(0.00362)

EF tiempo: 2019

6.82e-05

0.000714


(0.00364)

(0.00364)

EF tiempo: 2020

-0.350***

-0.348***


(0.00366)

(0.00367)

Constante

0.664***

0.658***


(0.00257)

(0.00258)




Observaciones

199,796

199,796

R-cuadrado

0.072

0.071

Errores estándar entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1


Se puede ver una relación positiva entre la salud mental de los encuestados y la probabilidad de que estos sean parte de la PEA (y PEA ocupada), significativa al 99% de confianza. Además de la relación positiva entre salud mental y la PEA, vemos que con la incorporación de efectos fijos temporales, el coeficiente de la variable dicotómica 2020 es negativa y significativa al 1%. Esto implica que, a comparación de 2015 (que es el año base de los efectos fijos), en la encuesta del 2020 es significativamente menos probable que los encuestados sean parte de la PEA o PEA ocupada. Esto tiene sentido dado que el año 2020 fue el inicio de la crisis por COVID-19, causante de muchas pérdidas de empleos. Para comparar esta disminución de la PEA entre el 2020 y el promedio de los años 2015-2019, podemos correr la siguiente regresión:

Tabla 3:

Relación entre la PEA y PEAO y la pandemia


(1)

(2)

VARIABLES

PEA Total

PEA Ocupada




pandemia

-0.349***

-0.347***


(0.00278)

(0.00279)

Constante

0.663***

0.658***


(0.00113)

(0.00114)




Observaciones

206,987

206,987

R-cuadrado

0.070

0.070

Errores estándar entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Los resultados muestran claramente que la llegada de la pandemia en 2020 trajo consigo una disminución de casi 35 puntos porcentuales en la probabilidad de que los encuestados sean parte de la PEA o PEA ocupada.

Dados estos resultados, resulta relevante analizar si a raíz de la pandemia esta relación entre salud mental y la probabilidad de ser parte de la PEA total y ocupada. Para averiguarlo, se corrieron regresiones con heterogeneidad de efectos, que diferencien el coeficiente que obtendrían aquellas personas encuestadas en 2020 en comparación a las encuestadas en los años previos. Las regresiones fueron las siguientes:

La siguiente tabla muestra los resultados:

Tabla 4:

Relación entre la PEA y PEAO y la salud mental mediada por la pandemia


(1)

(2)

VARIABLES

PEA Total

PEA Ocupada




Salud Mental

0.0275***

0.0272***


(0.00115)

(0.00115)

Pandemia

-0.347***

-0.349***


(0.00286)

(0.00285)

Pandemia x Salud Mental

-0.00734**

-0.00806***


(0.00286)

(0.00285)

Constante

0.657***

0.662***


(0.00115)

(0.00115)




Observaciones

199,796

199,796

R-cuadrado

0.071

0.072

Errores estándar entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1


El coeficiente de interés es el de la interacción SaludMental*Pandemia. Este coeficiente es negativo y significativo con 95% de confianza para ambas regresiones. Este signo implica que durante la pandemia la relación entre salud mental y la probabilidad de ser PEA es menor que durante los años anteriores. Una interpretación que se le podría dar a esto es que la crisis perjudicó el trabajo a todo tipo de personas, ya sea que tengan buena o mala salud mental. Esto haría que la salud mental explique en menor medida la falta de empleo de las personas, ya que ahora muchos con buena salud mental perdieron su trabajo por otros motivos.


Medidas a favor de la salud mental

Definitivamente, la disminución de salud mental es un tema que afecta negativamente a la economía del Perú, por lo que deberían tomarse medidas de política que atenúen el problema. Como se mencionó, ya se ha visto que una de las soluciones planteadas por el Ministerio de Salud fue abrir una línea telefónica que brinde apoyo psicosocial. Sin embargo, en la literatura se pueden encontrar otras opciones de política que podrían complementar las medidas ya tomadas en el Perú. Definitivamente es importante el apoyo psicosocial a través de líneas telefónicas, pero las Naciones Unidas también resaltan la importancia de dar este apoyo a través de acciones comunitarias que refuercen la cohesión social para enfrentarse a los problemas (Naciones Unidas, 2020).

Por otro lado, en esta época de pandemia también es importante para el gobierno que transmita la mayor cantidad de información posible sobre la COVID-19, para evitar la ansiedad desinformada en la población, y promover el bienestar psicológico (Naciones Unidas, 2020). Asimismo, resulta relevante brindar información sobre estrategias de prevención e intervención, ilustrando sobre los tratamientos y estadísticas de recuperaciones (Huarcaya-Victoria, 2020).


Conclusiones

La salud mental ha sido un problema usualmente ignorado, sea por el estigma, falta de información, entre otros. En el Perú, al menos 1 de cada 2 peruanos reporta tener un problema de salud mental, situación que se ha agravado con la pandemia. Así, por ejemplo, en el 2020, la incidencia de la depresión y los deseos de autolesionarse han aumentado. Las mujeres se ven especialmente afectadas por estos problemas. No solo sufren en mayor medida de depresión, sino que también reportan ser víctimas de violencia psicológica por parte de sus parejas.

Sufrir de problemas de salud mental puede afectar la productividad y el capital humano de un individuo. Los datos sugieren que una cantidad considerable de peruanos está expuesto a una gran cantidad de trabajo y estrés, así como problemas de salud que los obligaron a dejar de trabajar o trabajar menos horas. De igual manera, tener un problema de salud mental suele estar asociado a quedarse fuera de la fuerza laboral, o a ser menos productivo en el trabajo. Entonces, en el marco de una pandemia, cabe preguntarse en qué medida esta relación entre salud mental y empleo ha interactuado.

Con base en la ENDES, notamos que la incidencia de los problemas de salud mental ha aumentado a raíz de la pandemia, siendo principalmente relevantes el aumento en problemas de sueño y en depresión. Asimismo, encontramos una relación positiva entre la salud mental y la probabilidad de que los encuestados formen parte de la fuerza laboral y que efectivamente tengan un empleo. Sin embargo, al incorporar un efecto diferenciado para el 2020, encontramos que el impacto de la salud mental sobre la probabilidad de ser parte de la PEA o PEA Ocupada disminuye respecto a años anteriores. Intuitivamente, esto puede deberse a que la pandemia afectó el empleo de todas las personas, sin importar su nivel de salud mental.

Finalmente, el Ministerio de Salud ha tomado medidas para abordar la problemática de la salud mental, especialmente en el marco de la pandemia. En ese sentido, consideramos que el enfoque debe ser multidimensional, ya que como se ha visto, los problemas de salud mental pueden ser muy diversos. Asimismo, el enfoque debería ser de largo plazo, pues la pandemia ha sido un proceso traumático para la humanidad. En específico, se podría tomar una orientación en los adolescentes, quienes eventualmente se incorporarán en la PEA, pues como se ha visto, no abordar los posibles problemas surgidos a raíz de la pandemia, puede tener efectos negativos sobre su productividad y capital humano, y por lo tanto, sobre la productividad del país.


1. El índice de salud mental está construido como un agregado de diferentes preguntas sobre la salud mental de los individuos en la ENDES. El índice se puede interpretar como a mayor valor, menor salud mental. Más información se puede encontrar en el anexo del documento.


Referencias

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Department of Health, State Government of Victoria, Australia (2015). Types of mental health issues and illnesses. Recuperado el 28 de setiembre de 2021 de https://www.betterhealth.vic.gov.au/health/servicesandsupport/types-of-mental-health-issues-and-illnesses

Castillo-Martell & Cutipé-Cádenas (2019). Implementación, resultados iniciales y sostenibilidad de la reforma de servicios de salud mental en el Perú, 2013-2018.

Defensoría del Pueblo (2018). El derecho a la salud mental. Supervisión de la implementación de la política pública de atención comunitaria y el camino a la desinstitucionalización.

Huarcaya-Victoria, Jeff (2020). Consideraciones sobre la salud mental en la pandemia de COVID-19. Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2020;37(2):327-34. doi: https://doi.org/10.17843/rpmesp.2020.372.5419

Mental Health Foundation. (2016). Fundamental Facts About Mental Health 2016. Mental Health Foundation: London.

Ministerio de Salud (2020). Plan de salud mental Perú, 2020 - 2021 (En el contexto covid-19).

Ministerio de Salud (s/f). Salud Mental Mitos y Verdades [Folleto]. Instituto de Gestión de Servicios de Salud. https://www.insm.gob.pe/oficinas/comunicaciones/mitos%20y%20verdades.pdf

Naciones Unidas (13 de mayo de 2020). Informe de políticas: La COVID-19 y la necesidad de actuar en relación con la salud mental. Recuperado de https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/policy_brief_-_covid_and_mental_health_spanish.pdf

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2004). Promoción de la Salud Mental. Ginebra, Organización Mundial de la Salud 

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2011). Impact of economic crises on mental health. Europa, Organización Mundial de la Salud

Sapien Labs (2020). The Cost of Poor Workforce Mental Health. Recuperado el 28 de setiembre de 2021 de https://sapienlabs.org/mentalog/the-cost-of-poor-mental-health-in-the-workplace/

U.S. Department of Health & Human Services (2017). Mitos y realidades sobre salud mental. Recuperado el 28 de setiembre de 2021 de https://espanol.mentalhealth.gov/basicos/mitos-hechos

U.S. Department of Health & Human Services (2021). Enfermedades mentales. Recuperado el 28 de setiembre de 2021 de https://medlineplus.gov/spanish/mentaldisorders.html

Anexo

Descripción de la base de datos

Para realizar el análisis, se utilizó las bases de datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) entre 2015 y 2020. Estos datos permiten evaluar la salud mental de los encuestados ya que cuentan con un cuestionario de salud. El cuestionario de salud es respondido por una persona de 15 años a más por hogar. En este, hay nueve preguntas que hacen referencia a la salud mental, específicamente se les pregunta si en los últimos 14 días ha sentido molestias o problemas como:

  1. ¿Pocas ganas o interés en hacer las cosas?

  2. ¿Sentirse desanimada(o), deprimida(o), triste o sin esperanza?

  3. ¿Problemas para dormir o mantenerse dormida(o), o en dormir demasiado?

  4. ¿Sentirse cansada(o) o tener poca energía sin motivo que lo justifique?

  5. ¿Poco apetito o ha comido en exceso?

  6. ¿Dificultad para poner atención o concentrarse en las cosas que hace?

  7. ¿Moverse más lento o hablar más lento de lo normal o sentirse más inquieta(o) o intranquila(o) de lo normal?

  8. ¿Pensamientos de que sería mejor estar muerta(o) o que quisiera hacerse daño de alguna forma buscando morir?

  9. ¿Sentirse mal acerca de si misma(o) o sentir que es una(un) fracasada(o) o que se ha fallado a sí misma(o) o a su familia?

Estas preguntas son opción múltiple, de modo que los encuestados responden una de las siguientes opciones: (1) para nada, (2) varios días (1 a 6 días), (3) la mayoría de días (7 a 11 días), o (4) casi todos los días (12 a + días).

Por otro lado, la ENDES también cuenta con un cuestionario del hogar que permite ver las características demográficas de los miembros del hogar. Para el análisis que se realizará la pregunta más relevante es aquella que nos permite verificar si los encuestados son parte de la Población Económicamente Activa (PEA) y/o PEA ocupada. La pregunta que se realiza y sus opciones son: 

La semana pasada, entre el domingo _______ y el sábado _______ (NOMBRE):

  1. ¿Trabajó al menos una hora?

  2. ¿Realizó alguna tarea o cachuelo?

  3. ¿No trabajó pero tenía trabajo?

  4. ¿Estuvo ayudando en la chacra, tienda o negocio de un familiar, sin pago alguno?

  5. ¿Buscó trabajo?

  6. ¿Estudiaba?

  7. ¿Realizó los quehaceres del hogar?

  8. ¿Es jubilado /pensionista? 

  9. ¿Otro?

  10. NO SABE

Con la información que provee la pregunta, se puede definir como parte de la PEA a las personas que seleccionaron la opción a), c) o e), y como parte de la PEA ocupada a quienes seleccionaron a) o c).

Índice agregado de salud mental

El índice agregado de salud mental fue calculado utilizando la metodología Análisis de correspondencias múltiples (MCA por sus cifras en inglés). Este es un método que permite el análisis de variables categóricas, reduciendo la multidimensionalidad de los factores de interés en un índice. Así, luego de una transformación, obtenemos un índice agregado que va de 0 a 100. La interpretación es que a mayor sea el índice, mejor es la salud mental del individuo, pues tiene menor probabilidad de reportar algún problema de salud mental.

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