La importancia de invertir en Capital Humano como medio para impulsar el crecimiento y desarrollo futuro
Escrito por Belén Agurto
Edición a cargo de Sandra Labra
Introducción
¿Qué diferencia supone un año en la historia del desarrollo de un país? En algunos países, un año marca la ampliación de una red de protección social para reducir las dificultades que sufren millones de hogares; en otros, un año permite constatar una marcada reducción en la tasa de deserción escolar gracias a la implementación de políticas orientadas a evitar que las niñas abandonen la escuela, y, en algunos otros, marca la eliminación de una grave enfermedad debido a que las inversiones a largo plazo han dado frutos.
El capital humano es fundamental para varios aspectos del proceso del desarrollo. En primer lugar, es un motor esencial de la productividad laboral, que a su vez impulsa el crecimiento económico. En segundo lugar, el capital humano es fundamental para garantizar que el crecimiento sea inclusivo (es decir, para asegurar que todas las partes de la sociedad puedan beneficiarse de los frutos del crecimiento). En tercer lugar, el capital humano es un elemento clave para la cohesión social y la confianza en las instituciones. De modo que, las sociedades con un elevado capital humano y una gran igualdad de oportunidades están más cohesionadas socialmente, son más capaces de encontrar soluciones a retos complejos y, en definitiva, son más prósperas.
De igual forma, el Banco Mundial enfatiza que para desarrollar las habilidades que demanda el mercado laboral se necesitan bases del capital humano sólidas y aprendizaje permanente. Sin embargo, a pesar de los considerables avances, las grandes carencias de inversión en capital humano están dejando al mundo muy poco preparado para el futuro. Como se detalló en el Informe sobre el desarrollo mundial del Banco Mundial (2018), los niños de muchos países tienen dificultades para aprender en la escuela. Casi una cuarta parte de los niños de todo el mundo sufre retraso del crecimiento, lo que los hace vulnerables a sufrir un desarrollo cognitivo deficiente y frena su capacidad para aprender. Del mismo modo, la mitad de la población mundial no está cubierta por servicios de salud esenciales, y el 80 % de las personas pobres de países de ingreso bajo no tiene acceso a una red de protección social.
En consecuencia, el Banco Mundial decidió recurrir a una nueva forma de medir el éxito de una economía, que no tiene que ver con dólares y centavos. Se trata del Índice de Capital Humano, este indicador clasifica a los países en función de lo que invierten en el futuro de los niños nacidos hoy.
Indicador de productividad de la próxima generación de trabajadores: Índice de Capital Humano
En octubre de 2018, el Banco Mundial dio a conocer la versión inaugural de su Índice de Capital Humano (ICH), una herramienta diseñada para medir el grado de cumplimiento del potencial del capital humano de un país. Así, el ICH convierte los indicadores básicos de supervivencia, escolarización y salud en medidas de la productividad futura de los trabajadores (Banco Mundial, 2019).
Componentes del Índice de Capital Humano
El Índice de Capital Humano refleja la productividad, como trabajador futuro, de un niño nacido hoy, comparada con la de esa misma persona si tuviera una salud plena y una educación completa y de alta calidad. En este sentido, el ICH ilustra de forma cuantitativa las etapas clave de esta trayectoria y sus consecuencias para la productividad de la próxima generación de trabajadores, mediante tres componentes:
Componente 1: Supervivencia.
Supervivencia desde el nacimiento hasta la edad escolar, medida a partir de la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años (Figura 1).
Componente 2: Escolarización.
En este componente del índice se combina información sobre la cantidad y la calidad de la educación:
• La cantidad de educación se mide por el número de años de escolarización que se puede esperar que un niño haya completado a los 18 años, dados los patrones predominantes de las tasas de matriculación (Figura 2).
• La calidad de la educación refleja el trabajo realizado recientemente por el Banco Mundial para armonizar los puntajes de las pruebas de los principales programas internacionales de evaluación de rendimiento escolar y obtener una unidad de medida de los resultados del aprendizaje armonizados (Patrinos y Angrist 2018) (Figura 3).
Estas dos medidas se combinan en una medida de años de escolaridad ajustados por aprendizaje, como se propone en Filmer et al. (2018) (Figura 4).
Componente 3: Salud.
En ausencia de una métrica única ampliamente aceptada, el entorno de salud general se calcula mediante dos indicadores:
• Tasa de supervivencia de los adultos. Se mide como la proporción de jóvenes de 15 años que sobreviven hasta los 60 (Figura 5).
• La tasa de retraso en el crecimiento de los niños menores de 5 años. El retraso en el crecimiento es ampliamente aceptado como un indicador de salud prenatal, infantil y de la primera infancia, y por lo tanto resume los riesgos para la buena salud que los niños nacidos hoy probablemente experimentarán en sus primeros años, con importantes consecuencias para la salud y el bienestar (Figura 6).
Figura 1
Probabilidad de sobrevivir hasta los 5 años
Figura 2
Años esperados de escolarización
Figura 3
Puntajes armonizados de las pruebas
Figura 4
Años de escolarización ajustados
Figura 5
Tasa de supervivencia de los adultos
Nota: (1) PBI:Producto Bruto Interno; (2) PPA: Paridad de poder adquisitivo.
Fuente: Banco Mundial (2019).
Metodología
La metodología empleada para calcular el ICH fue introducida por el Banco Mundial (2018) y elaborada en mayor profundidad en el trabajo de Filmer et al. (2018). Esta metodología indica que, para combinar los componentes del ICH en un único índice, primero se les convierte en contribuciones a la productividad. La multiplicación de estas contribuciones a la productividad da como resultado el ICH general.
ICH = Supervivencia × Escolarización × Salud
Donde:
Este índice resume cuán productivos serán los niños que nacen hoy como miembros de la fuerza laboral en el futuro. Así, el ICH varía de 0 a 1, por lo que un valor de HCI de, por ejemplo, 0.5 implica que un niño que nazca hoy será solo la mitad de productivo de un futuro trabajador de lo que sería si disfrutara de una educación completa y una salud plena.
III. Análisis de datos
Tabla 1
Índice de Capital Humano 2020, promedios por región
Fuente: Banco Mundial (2020).
De acuerdo con el Banco Mundial (2020), según lo medido por el ICH, en todo el mundo, un niño nacido hoy esperaría lograr en promedio solo el 58% de su productividad total como futuro trabajador. Es importante destacar que el ICH es más bajo en las economías de bajos ingresos que en las economías de altos ingresos por un margen sustancial. En las economías más pobres del mundo, un niño nacido hoy crecerá hasta ser sólo un 30% tan productivo como podría ser; en las economías más ricas, la cifra correspondiente es del 80% o más. En comparación con un niño en Europa y Asia Central, un niño nacido en el África Subsahariana puede esperar ser solo un 40% tan productivo.
Brecha de género en el ICH en América Latina
Los resultados del capital humano también varían para las niñas y los niños. Un desglose del ICH por sexo, muestra que, en promedio, las niñas tienen una ligera ventaja sobre los niños. Esto muestra que, las niñas no solo están progresando, sino que también superan a los niños en los años esperados de escolarización y en los resultados del aprendizaje en diferentes países.
De igual forma, en los resultados de supervivencia y salud, las niñas generalmente están mejor que los niños. Esta variación se debe a que las niñas tienen tasas de supervivencia infantil y adulta más altas, dado el aumento de esperanza de vida. Asimismo, las niñas tienen menor probabilidad de sufrir retraso en el crecimiento que los niños. Sin embargo, a pesar del progreso, las niñas continúan enfrentando mayores desafíos, por ejemplo; el matrimonio infantil, las responsabilidades del hogar, los embarazos de adolescentes y la violencia de género.
Figura 7
Brecha de género en el ICH en América Latina
Fuente: Banco Mundial (2019).
Caso Peruano: Indicador de Capital Humano
Un niño nacido hoy en Perú será un 61% tan productivo cuando crezca de lo que podría serlo si disfrutara de una educación completa y salud plena. Esta cifra es superior al promedio de la región de América Latina (59%). Entre 2010 y 2020, el valor del ICH para Perú aumentó de 0,55 a 0,61. La Figura 8 muestra la evolución del ICH y de cada uno de sus componentes a lo largo del tiempo.
Figura 8
Índice de Capital Humano y sus componentes
• Probabilidad de supervivencia hasta los 5 años: En Perú, 99 de cada 100 niños nacidos sobreviven hasta los 5 años.
• Años de estudio previsto: En Perú, un niño que empieza a ir a la escuela a los 4 años puede esperar completar 13 años de escuela al cumplir los 18 años.
• Puntajes de pruebas armonizadas: Los estudiantes de Perú obtienen una puntuación de 415 en una escala en la que 625 representa el nivel avanzado y 300 el nivel mínimo.
• Años de escolarización ajustados al aprendizaje: Teniendo en cuenta que los niños realmente aprenden, los años esperados de escolarización son sólo 8,6 años.
• Tasa de supervivencia de los adultos: En Perú, el 89% de los jóvenes de 15 años sobrevivirán hasta los 60 años. Esta estadística es una aproximación del rango de riesgos para la salud que un niño nacido hoy experimentaría como adulto en las condiciones actuales.
Nota: (1) El círculo grande representa a Perú en 2020; (2) El diamante representa a Perú en 2010; (3) Los círculos pequeños representan otros países y, (4) Las líneas y el color de los círculos indican los cuartiles de la distribución.
Fuente: Banco Mundial (2020).
Indicadores Complementarios
Figura 9
Indicadores complementarios
• Pobreza de aprendizaje: Con base a los datos encontrados por el Banco Mundial (2019), en Perú, el 56% de los niños de 10 años no puede leer y comprender un texto sencillo al final de la escuela primaria.
• Matrícula de preescolar: En Perú, la tasa bruta de matriculación en educación preescolar es de 104% (2018). Esta cifra es superior tanto al promedio de su región (76%) como al de su grupo de ingresos (63%).
• Obesidad: En el Perú, el 20% (2016) de los adultos de 18 años a más son obesos. Esta cifra es inferior tanto al promedio de su región (24%) como al de su grupo de ingresos (24%).
• Tasa de fertilidad en adolescentes: En Perú, hay 56 nacimientos (2018) por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años. Esta cifra es similar a la media de su región (56), pero superior a la media de su grupo de ingresos (45).
• Cobertura de la red de seguridad social: En Perú, el 89% (2017) del quintil más pobre está cubierto por redes de seguridad social.
• Jóvenes que no reciben educación, empleo o capacitación: En Perú, el 17% (2019) de jóvenes no participa de educación, empleo o capacitación.
Nota: (1) El círculo grande representa a Perú; (2) Los círculos pequeños representan a otros países y, (3) Las líneas y el color de los círculos indican los cuartiles de la distribución.
Fuente: Banco Mundial (2020).
IV. Conclusiones
La inversión en capital humano (conocimientos, habilidades y salud que las personas acumulan durante el transcurso de su vida) es fundamental para que los niños puedan desplegar su potencial y para incrementar el crecimiento y desarrollo económico.
Sin embargo, a pesar de los importantes avances, aún persiste un déficit significativo de capital humano. Por consiguiente, para lograr una recuperación sostenible, se debe priorizar la inversión en capital humano y mejorar a la vez los sistemas de prestación de servicios, a fin de desarrollar, proteger y aprovechar ese capital. En definitiva, es necesario garantizar un gasto público adecuado, eficiente y sostenible para alcanzar mejores resultados en el área del capital humano.
Finalmente, es esencial que todos los países puedan dar prioridad a la población en el contexto de las actividades de recuperación. Proteger a las personas e invertir en ellas será fundamental para luchar contra la pobreza, crear puestos de trabajo e impulsar la transformación económica necesaria para una recuperación sostenida tras el paso de la pandemia.
V. Referencias
Banco Mundial. (2018). Invertir en las personas para desarrollar capital humano.
Banco Mundial. (2018). Aprender para hacer realidad la promesa de la educación. https://documents1.worldbank.org/curated/ru/788121507799398417/pdf/120299-WDR-v2-PUBLIC-summary-SPANISH.pdf
Banco Mundial. (2019). Proyecto de Capital Humano
https://www.bancomundial.org/es/publication/human-capital
Banco Mundial. (2019). Ending learning poverty: What will it take?
https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/32553/142659.pdf?sequence=7&isAllowed=y
Banco Mundial. (2020). Según un nuevo informe, la pandemia representa una amenaza para los avances en el capital humano conseguidos en la última década. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/09/16/pandemic-threatens-human-capital-gains-of-the-past-decade-new-report-says#data?cid=GGH_e_hcpexternal_en_ext
Banco Mundial. (2020). The Human Capital Index 2020 Update: Human Capital in the Time of Covid-19.
https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/34432
Filmer, Deon, Halsey Rogers, Noam Angrist, and Shwetlena Sabarwal. (2018).
“Learning-Adjusted Years of Schooling (LAYS): Defining a New Macro Measure of Education.” Policy Research Working Paper 8591, World Bank, Washington, DC.
Patrinos, HA y N. Angrist. (2018). “Conjunto de datos global sobre la calidad de la educación: revisión y actualización (2000–2017)”. Documento de trabajo de investigación de políticas 8592, Banco Mundial, Washington, DC.
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